En el Paseo Interpretativo que transcurre desde La Casa del Bosque hasta Dérula, en Acedo,  se puede observar un abrevadero con agua corriente que ha dado de beber a la “Dula”, el conjunto de animales que se congregaba al toque de corneta por parte del dulero.

Junto a éste, el lavadero de piedra y madera hace unos años recuperado donde tantas mujeres han lavado su ropa en todas las estaciones del año a falta de lavadora, secadora y otros electrodomésticos que han facilitado las labores del hogar.

Enfrente del lavadero y la fuente de Abajo se inician las huertas que aún hoy cultivan bastantes familias del pueblo como reflejo claro de la cultura campesina y rural de esta zona eminentemente agrícola y ganadera

A lo largo del camino que conduce a Dérula y al Monte de Acedo y a ambos lados, existen unas tapias o muros de piedra seca que delatan el trabajo arduo y el  pasado de nuestros hortelanos.

Desde al año 2018 la técnica de construcción de los muros de piedra seca ha pasado al reconocimiento de “patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO” y es necesario preservarlo ya que son un reservorio de diversidad.

Desde hace tiempo y previo a la realización del proyecto que nos ocupa, contactamos con técnicos y profesionales que nos hablaron de las posibilidades y formas de realizar este trabajo de construcción de estos muros ya que algunos se hallan derribados hace tiempo y otros en muy mal estado, con hiedras y hierbas, con ausencia de piedras esenciales, etc.

Un profesional venido de Vitoria, Alfonso Andikoetxea, que ha trabajado con estas técnicas acudió el día 23 de octubre para elaborar un muro en peligro de derrumbamiento junto con personas ávidas de conocer estrategias y técnicas diferentes de construcción.

En primer lugar nos explicó sobre papel las diferentes formas de llevar a cabo esta labor y fases de las mismas.

Andiko ya sobre el propio muro nos pidió que retiráramos la tierra y vegetales que se hallaban arrojadas sobre el muro, así que con carretillas fuimos depositando todo el material en un lugar apto para ello.

Seguidamente fuimos retirando piedra a piedra del muro y clasificándolas por tamaños en varios lugares. Se marcó con cordel dos líneas paralelas indicando la anchura del muro.

Las piedras base se dejaron ya que estaban muy bien insertadas. El día era soleado y la gente que pasaba observaba e iban viendo cómo se ensamblaban unas piedras con otras sin dejar agujeros grandes, o piedras móviles o inestables.

Es un trabajo duro como era en tiempos el de nuestros antepasados. Pasadas tres horas paramos a descansar un rato y beber agua de las fuentes que se hallaban enfrente.

Para el mediodía habíamos finalizado el trozo de muro proyectado y se llevó a cabo algo más de lo previsto.

A continuación degustamos un pequeño almuerzo que la Asociación prepara siempre para todo trabajo voluntario que se lleva a cabo en comunidad.

Muchas gracias por tu conocimiento y ayuda Andiko y a todas las personas que vinisteis a aprender y colaborar. Así como a al Gobierno de Navarra, a través de la Red Explora Navarra, que subvenciona estos trabajos.


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