El pasado año, en el contexto de pandemia que estábamos sufriendo y con la dificultad de realizar nuestra labor de educación ambiental a través de las actividades presenciales que veníamos realizando en años anteriores, tuvimos la idea de encargar un guión para realizar una visita guiada a nuestra exposición itinerante de La Casa del Bosque que nos permitiera atraer al público cada vez que pudiéramos llevarla a otros pueblos de La Berrueza, Lana y Zúñiga.

Y como ya venimos manteniendo con ellos una excelente relación y son tan buenos interpretando la esencia de los valores ambientales a través del teatro, contamos con Isabel y Ramón, Trókolo Teatro, que ya estuvieron representando la obra `O me atienden, o me voy´ (sobre cambio climático) el año 2018, en la sesión inaugural de La Casa del Bosque.

Conociendo como conocen nuestra Casa del Bosque y su exposición, aun estuvieron empapándose de todos sus contenidos y empapándose también de agua, puesto que en la jornada que vinieron a visitarnos estuvieron también paseando el majestuoso bosque de encina de Acedo y recibiendo un chaparrón de los que hacen historia, que les obligó a refugiarse en una choza de cazadores de palomas, en la que grabaron un vídeo que debió ser fuente de inspiración para el trabajo posterior de elaboración del guión.

Ya este año, contando de nuevo con las ayudas de la Dirección General de Medio Ambiente de Gobierno de Navarra para proyectos de educación ambiental, hemos podido disfrutar de unas vistas guiadas bastante disparatadas, muy divertidas, y muy educativas.

Por decisión de los propios Isabel y Ramón, no se han dedicado a explicar exclusivamente la exposición itinerante, sino que se han centrado más en la propia exposición de La Casa del Bosque, lo que nos ha obligado a trasegar con cuantos objetos tenemos en ella: el barreño, la máquina de hacer chorizos, la pareja de campesinos y sus enseres, fotografías de la zona, el cuadro del encino de Las Tres Patas…

La azafata Berru Eza nos explica todos los pormenores de la cultura rural y su relación con la conservación del bosque de encina, mientras que el productor francés Estem Blo -un hombre despistado, ambicioso y un poco bobalicón- se pavonea del dinero que ha recibido del gobierno francés (nada menos que seiscientos mil euros) para realizar un centro de interpretación modesto como el nuestro y un documental sobre el mismo, que le obliga a utilizar su cámara de grabación en todo momento para inmortalizar la experiencia.

Como es habitual en esta pareja de cómicos en la vida real y en sus obras, la química entre ellos se traduce en grandes dosis de humor, pero además, tan importante para la Asociación Estemblo, en su capacidad de inculcar valores ambientales y culturales fundamentales que nos deben permitir conservar nuestro territorio, nuestro paisaje y nuestro bosque, a través de su conocimiento, su cuidado y su puesta en valor.


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